Ya han pasado dos lunes desde que se celebró el primer cumpleaños
de mi hija y recién puedo sentarme a escribir lo que fue esa fecha tan esperada
por todos en la familia, sabemos que todos los cumpleaños son importantes y
deben celebrarse pero el primero es el mejor de todos.
Habían sido dos semanas de preparación,
entre compras, compras y más compras, visitar diferentes lugares para conseguir
lo que exactamente queríamos y al final logramos hacer casi lo que teníamos e
mente, conseguimos muchas cosas de Peppa Pig, que es el dibujo animado favorito
de la Bubu, además de la torta y un montón de dulces.
Como siempre el día de la celebración estábamos
súper atrasados, para variar, corriendo como locos de un lado para otro pero al
menos yo llegue a la hora pactada para empezar a ordenar las cosas dentro del
Burger King que habíamos contratado, por suerte nos asignaron dos señoritas
como apoyo, tanto para ordenar como para servir las cajitas felices para los
niños invitados.
Al proyectarnos con el número de invitados
armamos como 35 cajas de sorpresas y habíamos comprado dulces para endulzar a
unas cuatro docenas de criaturas pero como fue la primera vez que organizábamos
algo de estas dimensiones, oh sorpresa, no había considerado que nunca va el
100 por ciento de los invitados, luego descubrí que por lo general va entre el
60 y 70 por ciento de la gente que invitas, pero así se aprende, para el próximo
año haremos mejores cálculos.
Dejando de lado los números fue un buen
cumpleaños, hubo un show de exploradores que duró 45 minutos, con mucha imaginación
y muchos juegos, fue de verdad divertido, no lo voy a negar, me gustó mucho. La
parte triste es que las dos horas que alquilas el local se pasan demasiado rápido
y en un abrir y cerrar de ojos ya estas recogiendo todo porque tienes que dejar
todo limpio para el siguiente grupo.
Recibimos muchas muestras de cariño,
muchos regalos, mucha diversión, muchas fotos increíbles, comimos rico y lo
mejor es que lo disfrutamos mucho con la familia y los amigos, y haciendo la
aclaración, con los amigos con hijos pequeños. Y para ser totalmente sincero
esta es la primera vez que yo estoy del otro lado de la mesa, no del lado donde
la gente canta y aplaude sino del lado desde donde se apagan las velas, del
lado donde nosotros éramos el centro de atención, los tres, mi esposa, mi hija
y yo, esa sensación es indescriptible, es lo máximo y no lo cambio por nada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario