Estamos a
puertas de una de las fechas más importantes para los niños, La Navidad, una
fecha muy esperada por ellos, sobre todo si son pequeños, y si aún creen en
Papá Noel mucho mejor, sin embargo, en estos últimos días nos hemos dado cuenta
que el espíritu navideño se ha perdido bastante y ahora todo está más orientado
hacia el lado comercial, de repente siempre ha sido así, pero ahora que estoy
del otro lado de la ecuación lo noto mucho más. Las tiendas hacen su agosto,
setiembre y hasta octubre y los clientes, o sea nosotros, gastamos nuestra
gratificación y tal vez algo más de lo que debemos y que no tenemos
presupuestado, el uso del plástico está en su más alto nivel y las compras se
hacen más por cumplir que por otra cosa.
Antes la
navidad era una sorpresa para los niños, dependiendo de la costumbre de cada
familia, algunos son despertados pasada la media noche y otros esperan al 25 en
la mañana, como era conmigo, para bajar corriendo las escaleras y encontrar el
árbol repleto de cajas y paquetes, no todos con mi nombre, pero al menos había
algunos, y a esa hora de la madrugada me ponía a separarlos, pero sin abrirlos,
solo para asegurarme que los tuviera más cerca. Luego de eso tenía que esperar
a que alguien más bajara para poder recibir mis regalos, y muchas de esas veces
me quedaba dormido en el sillón de la sala esperando. En aquellos años nunca me
despertaba tan temprano, solo el 25 madrugaba como nunca.
Esta es
nuestra cuarta navidad de a tres, nosotros acostumbramos recibir las 12 en la
casa de los papás de Mary y el 25 almorzamos con mi familia. El tema de los
regalos solo se aplica para los pequeños, así no hay mucho gasto, aunque en
sentido figurado claro porque al final igual gastamos, la cosa es que nosotros
compramos todo lo necesario el fin de semana luego del 15 para evitar la
pelotera de gente y aprovechar la disponibilidad de efectivo, aunque desde que
empieza diciembre ya se ve que el tráfico humano empieza a crecer radicalmente.
Nosotros vamos a comprar las cosas juntos, incluyendo a la Bubu, ella se pasea
por los anaqueles y escaparates sacando cosas y metiéndolas en el carrito de
compra, obviamente no se le compra todo, pero por ahí que le liga algo. Como
ella aun s pequeña, la idea de Papá Noel está en un estado de pausa, le decimos
que los regalos nos los deja el en el departamento y los que les dan en las
otras casas también los deja, pero es difícil que no relacione un regalo con la
persona que se lo da físicamente, si tú le preguntas quien le regalo algo ella
te contesta con Papi, Abu, Tata o algún otro nombre familiar pero nunca dice
papá Noel.
No sé si
para el siguiente año ella nos deba acompañar a comprar las cosas, decirle que
tiene que hacer su carta a Santa Claus y decirle que si ha sido una niña buena
va a recibir regalos, o dejar que nos acompañe y que vea lo que realmente
sucede en estas fechas festivas, que los regalos los compran personas como
cualquiera de nosotros y que no existe un hombre de traje rojo y barba blanca
que maneja un trineo volador guiado por renos. Sera bueno hacer que pise el
suelo y sepa la verdad o que tenga esa parte de fantasía asociada con la
Navidad hasta que tenga cierta edad, como sucedió conmigo cuando era niño. El
problema es que la televisión y las tiendas no ayudan mucho, como todo es marketing
al 1000% es muy difícil explicarle a una niña pequeña que realmente Papá Noel
se encarga de todo y que los papás como nosotros solo paseamos por las tiendas
y miramos las cosas sin comprar nada, ¿qué difícil dilema no creen?
PD: Este artículo
no tiene ninguna intención de malograrle las fiestas a nadie en lo absoluto,
solo es mi punto de vista sobre estas fechas que tanto incremento comercial
tienen últimamente.
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