¿Alguna
vez se han preguntado por qué los hijos hacen muchas cosas iguales a las que
hacen los padres? Alguna mueca o gesto, algún gusto o inclinación por algo en
particular sin necesidad de haberle enseñado, y no es que nos vea hacer caras
pero hay ciertas características en la bebe que saltan a la vista y que podrían
haber sido transmitidas genéticamente, ¿es esto posible? Esas famosas frases de
comparación entre padres e hijos de "la afición por el futbol viene de
familia", "pinta tan bien como su padre" o "de tal palo tal
astilla" tienen que existir por alguna razón.
Yo
soy tecnólogo, me gustan los gadgets como las tablets y los celulares, y parece
que a mi hija también, ella los agarra como una experta y aprieta la pantalla
táctil y los botones como si nada, también agarra el teclado y el mouse de la
computadora y ya parece que los conoce de toda la vida, aunque sabemos que no
sabe lo que hace, igual vemos que hace cosas demasiado avanzadas para su tan
corta edad. Por el lado de Mary, le fascina el helado, no es que le demos
helado a cada rato pero ya van dos veces que mi mamá le invita y parece como si
se quisiera comer la cuchara entera, su madre es igual de heladera.
Así
como los bebes se parecen a sus padres de una u otra forma físicamente, porque
eso si no lo puedes evitar, algo de parecido tienen que tener y ahí si acepto
que la genética es influyente, pero ¿puede ser factible que parte de nuestra
personalidad y de nuestros gustos también sean heredados? De repente es
posible, hasta tal punto que le guste un género o tipo de música que nos guste
a alguno de los dos y que a pesar de nunca haberle hecho escuchar, incluso
desde el embarazo, lo pueda reconocer como si nada. Yo no estoy muy seguro de
esto ni tampoco soy muy versado en el tema, es por eso que he investigado un
poquito más para ver si aclaro algunas de mis dudas.
Al
nacer, o incluso ya desde la misma concepción, todo ser vivo cuenta con una
carga genética que va a determinar cómo será, esta carga genética se hereda de
los padres, obviamente. Así que el color de los ojos o el cabello, la estatura,
la forma de la nariz o la estructura músculo-esqueleto son heredadas. Todas
estas características conforman el biotipo, que a su vez, corresponde a un
conjunto de características psico-orgánicas. Este aspecto exterior se va
ajustando a corto o a largo plazo, y es este aspecto externo el que ayuda a
formar al ser como un individuo. No es lo mismo ser alto, rubio, de ojos azules
y súper apuesto, que ser corto de estatura, gordito y con las piernas cortas.
Genéticamente, también se transmiten ciertas características que conforman la
estructura de la personalidad, un ejemplo claro es la inteligencia, ciertas
aptitudes y algunas cualidades del carácter o temperamento.
Algunas
características no son tanto una herencia genética, muchas de estas son
producto del entrenamiento o del contagio. Existe un complicado y sutil proceso
de interacción biológico ambiental que va configurando diferentes
personalidades y determinando en ellas la aparición de rasgos específicos.
Ciertas características son consecuencia de un entrenamiento planificado por
los padres o por los profesores, por ejemplo, cuando el niño empieza a
responsabilizarse por el control de su ropa, empieza a elegir sus juguetes y
recibe las felicitaciones o las frustraciones del entorno, todo esto según sus
éxitos o sus fracasos, aun así muchas de estas cosas ya han sido influenciadas
de alguna forma por los padres y por el mismo entorno. Nosotros somos los que
empezamos a elegir que ropa ponerles y que juguetes les compramos, es de ahí
que ellos empiezan a desarrollar su gusto por las cosas que a nosotros, los
padres, nos parece la correcta.
Esto
va moldeando su personalidad. El contagio de los rasgos de la personalidad es
algo que no se puede evitar. El hogar, las relaciones y el ambiente familiar
dirigen a esa personalidad infantil en proceso de maduración hacia uno sentido
u otro, unos padres que no demuestran afecto pueden provocar el desarrollo de
rasgos de introversión, mientras que un niño que se sienta valorado dentro de
su propia familia, se convertirá seguramente en un adulto seguro de sí mismo.
Si el ambiente familiar se caracteriza por el equilibrio, la confianza mutua,
el respeto entre todos los miembros del grupo y la suficiente seguridad
económica y emocional, la personalidad del niño se moldeará de forma más
armónica, pero sí en cambio se desarrolla en un ambiente de celos,
desavenencias, inseguridad económica o con los padres separados podrían ocasionar
a la larga algunos problemas de actitud que tendrían que ser tratados por
expertos, como los psicólogos o psiquiatras.
La
posición del niño entre los hermanos, si es que los tiene, o por el hecho de
ser hijo único, el colegio y la educación en general, la influencia de la
comunidad y las normas culturales influyen de forma determinante en la personalidad.
De igual forma influyen la raza, el sexo, el lugar de nacimiento, el nivel
social o las influencias culturales que va a tener el niño. En resumidas
cuentas la personalidad tiene una elevada proporción de elementos heredados
genéticamente y otros que, si no heredados, son transmitidos por los padres, ya
sea por contagio o por educación. Así pues, los padres y el ambiente que ellos
crean en el hogar y los estímulos que provoquen en sus hijos van a ser los
determinantes de su personalidad.
Y si les interesa el tema tanto como a mí y quieren
investigar un poquito más acá les dejo un artículo interesante que podría
aclarar un poco más las cosas: Que heredan los hijos de sus padres.
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