No siempre lo sabemos todo, no
tenemos cursos sobre crianza, educación, apego, colecho, medicina, lactancia y
demás hierbas, cuando llega un hijo a tu vida tienes que aprender sobre la
marcha y muchas veces aprender cuesta, duele, te hace perder la paciencia y
llorar de la impotencia. A mí me está costando mucho más que Mary, incluso yo
cometo más errores que ella, por desconocimiento, por no escuchar bien las
cosas o por simplemente creer que estoy haciéndolo bien y es ahí cuando salen
las chispas por la fricción entre nosotros, yo no lo sé todo y ella tampoco,
hago el mejor esfuerzo, pero no siempre obtengo el resultado esperado.
Imagino que no soy el único papá
sin una maestría de especialización en cómo hacer las cosas con una hija, que
trata y muestra interés pero que termina peor que trapeador de piso, que no
tiene los genes preparados y que simplemente trata de hacer la diferencia. Sé
que muchas veces he tratado de quitar cintura, de hacerme el loco, peor, aunque
esté desecho después de un asqueroso día de trabajo, tengo que llegar a casa a
seguir haciendo más cosas, esperar que mi hija se duerma para poder hacer otros
trabajos, tareas de los cursos que estoy estudiando o corregir exámenes, es la
de terminar a las dos de la madrugada y dormir solo seis horas o menos. Esa es
la vida del artista que he decidido llevar desde el momento en que decidimos
tener un hijo, y eso que recién tengo algo menos de tres años de experiencia en
estos menesteres y se muy en el fondo que tengo para unos 15 años más, con suerte,
para jubilarme y vivir de mis logros como padre abnegado y agotado.
Es horrible cuando te llaman la
atención por hacer algo mal, o por no hacer nada, a veces prefiero mantenerme
al margen, preguntar más de una vez para estar seguro de no malograr nada,
aunque exista el riesgo de sufrir alguna consecuencia parecida a una bomba
nuclear contenida entre cuatro paredes. Desaparecer no es una opción viable,
porque macho que se respeta aguanta de todo y aprende de las experiencias, se
lame las heridas y se prepara para la siguiente jornada.
Últimamente sólo quiero dormir y descansar,
pero no se puede, el agotamiento me está pasando factura, pero yo sé que Mary
está más cansada que yo y hay que darle una mano, o las dos, o todo el cuerpo,
hay que compartir el peso juntos,
por algo somos pareja, por algo decidimos formar una familia. Yo elegí este
camino y no lo elegí solo, somos dos los actores principales en este
largometraje llamado vida, con muchos más actores secundarios y de reparto,
¿sin ellos que sería de nosotros?, tal vez estaríamos peor, sin embargo, aquí
andamos dando lo mejor que podemos, sólo con la consigna de lograr que nuestra
pequeña tenga lo mejor que podemos brindarle.
En resumidas cuentas, todos nos
podemos equivocar, no somos perfectos, sólo debemos aprender de los golpes y de
las caídas, pararnos y continuar por nuestro camino juntos.
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