El pasado 28 de Julio,
aprovechando el feriado largo por Fiestas Patrias, queríamos estar fuera de la
casa el mayor tiempo posible, no es fácil, porque aquí en Lima no hay muchos
lugares a los que podemos ir, ya sea por la distancia o por el presupuesto, a
veces nos toca repetir el mismo lugar, varias veces, y como que eso hace que un
sitio pierda el encanto. Este feriado largo estaba casi en el borde del mismo
risco de la repetición.
Por lo general y
siendo ya una tradición en la familia de mi esposa, siempre el 28 es almuerzo
parrillada en la casa de mis suegros, ya es casi un "MUST" para esa
fecha y es algo que se viene cocinando con varias semanas de anticipación, no
hay forma de cambiarlo. Dejando de lado el compromiso familiar de esa fecha, es
cuando empieza lo divertido del fin de semana, debemos buscar lugares a donde
ir.
Esta vez decidimos
ir hacia el sur, hacia Lurín, en la búsqueda de uno de esos restaurantes
campestres con juegos y áreas verdes para los pequeños, como no sabíamos
exactamente adonde ir solo teníamos la intención y la ruta. Ya llegando a la
zona de desvío donde empiezan las instalaciones masivas de lugares para almorzar
empezamos a recibir y revisar los
volantes con las diferentes posibilidades culinarias que te van repartiendo en
el camino, incluso íbamos corroborando contra las mismas páginas web de esos
diferentes locales. Hubo uno que nos llamó bastante la atención, sobre todo por
lo que aparecía en su página y por las fotos, siempre es bueno ir a nuevos lugares,
aunque a veces pecamos de inocentes, esta vez no sabíamos que tan lejos teníamos
que ir, pero como ya estábamos a medio camino, decidimos seguir en ruta hasta
donde fuera necesario.
Bueno, a este
nuevo restaurante nunca habíamos ido, uno nunca sabe lo que puede ocurrir en
una primera visita, no sabes a que te vas a enfrentar, si el lugar está bien o
no o si la atención será buena, si la comida será la correcta, sobre todo
cuando tienes hijos pequeños, los riesgos son varios, pero hay veces en que se
deben asumir y probar nuevas cosas, sino las aventuras serian aburridas, y como
esta era la primera vez que los visitábamos teníamos que quitarnos el clavo. Por
suerte todo muy bien, buena atención, buenas instalaciones, juegos novedosos y
buena comida. Tienen juegos para niños no tan chicos y para niños no tan
grandes y bastante área verde. Tienen un bungy jumping, tienen canopy para
mayores de 6 años, una red inmensa que parece una tela de araña gigante y
hasta un laberinto medianamente grande. Fue un gran hallazgo, estuvimos ahí
hasta las 5pm y los chicos regresaron agotados. El lugar se llama Eco Limo Park.
Ya de regreso a
nuestra rutina de fin de semana, nuestro sábado fue de ciudad, nos tocó caritas
pintadas, Coney Park y YuKids como casi todos los fines de semana, como tienen
diferentes locales por toda la ciudad es fácil rotar de un local a otro, diferentes
atracciones en diferentes fechas no lo hacen tan rutinario. Ya para cerrar con
broche de oro, misma cereza sobre el pastel, Mara termino disfrutando de una
hora a caballo en el club Hipocampo en Chorrillos, donde ella y nosotros
terminamos más que enterrados, más nosotros que ella porque íbamos a pie, ella
era la que disfrutaba del caballo y de la vista privilegiada del asiento de
piloto, fue una bonita experiencia, creo que podremos repetirla más adelante.
En resumen, fue un
fin de semana diferente, logramos disfrutar del tiempo en familia, jugamos
hasta agotarnos y termínanos súper felices, que es lo más importante. Ahora a
esperar el siguiente feriado largo.
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