Desde
hace pocos días, cuando me levanto por las mañanas, pienso en lo que sucederá
en el día, sin saber si voy a volver a casa al final del mismo, no sé si
volveré a ver a mi familia, no sé si en el trabajo me ira bien, si lograre
cumplir con todos mis pendientes, etc., yo no lo sé, nadie lo sabe. Pero ¿Y
porque ese cambio? si antes no me importaban las cosas y siempre dejaba varias
de ellas para el día siguiente.
Hace unos
días leí una historia, y creo que muchos ya lo han hecho, sobre un madre con un
hijo pequeño, de cuatro años, que falleció de cáncer, o el otro caso donde una
mamá fue a la clínica y no volvió más y que su hijo pequeño no entendía porque
su mamá no regresaba. Son situaciones que nadie debería vivirlas, nadie, pero
no estamos a salvo de que esas cosas sucedan, la ruleta de posibilidades sigue
girando, nuestro destino no está tallado en piedra, entonces, hay que
aprovechar el tiempo al máximo, reordenar mis prioridades, reordenar mi vida.
La
verdad, es que yo no quisiera pasar por eso y menos que mi familia tenga que
pasar por eso, pero si es que sucede, quiero tener la certeza de haber hecho
todo lo posible, de haber cumplido con las expectativas de mi vida y poder
decir que disfrute todo lo que pude y que los míos disfrutaron también conmigo.
Tener una
familia cambia las reglas del juego de la vida, ahora tengo dos personas que
dependen de mí, por quienes debo velar todos los días, por darles la seguridad
que merecen, incluso el simple hecho de estar con ellos es algo importante, por
más cansado que esté, aburrido, renegando del asqueroso día que tuve, del
tráfico, de porque no me alcanza el sueldo, de lo que no puedo comprar, todo
eso debo dejarlo afuera de mi casa, para poder entrar preparado para dedicarle
a mi hija algo de mi poco tiempo libre, que disfrute conmigo de esos pocos
minutos antes de que caiga dormida. Quisiera poder hacer más pero aún no puedo.
Cada
noche al verla dormir pienso en si estoy dando el máximo de mí, de si estoy
cumpliendo con mi rol de padre de manera correcta, de si la estoy educando como
debe ser. Ya no debo pensar en que juguete le voy a comprar mañana, eso es algo
temporal, debo dejar recuerdos que se queden grabados en su mente, recuerdos de
felicidad, de alegría, de que su papá jugo con ella, que salimos a pasear, a
comer helado, a pintarse la cara.
El tiempo
que mi hija obtiene de mi es poco, el trabajo, los estudios, las
responsabilidades me agobian, me estresan, me agotan, pero ahora dejo todo eso
de lado apenas la veo, libero mi mente y me dedico casi de forma entera a ella.
Quiero que siempre este feliz y contenta, que sepa que me tiene cerca para
cualquier cosa, quiero que sepa que su papá estará con ella hasta que mis
minutos se agoten.
Porque al
final, uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario