La verdad es que nunca llegas a darte cuenta de que tan dependiente puedes ser de otra persona, pensamos que las cosas siguen su camino como siempre, como si nada estuviera fuera de lo común, que ya casi en automático las tareas se realizan como todos los días, las actividades mantienen su orden, mientras la jornada diaria sigue su curso, pero que pasa si es que esa sinergia que existe en una pareja o familia se llega a romper por pocos días?? y no estoy hablando de una separación o divorcio, ni nada que se le parezca, como ya había comentado anteriormente, mi esposa tuvo que estar internada en la clínica por varios días y yo tuve que encargarme de algunas de las actividades/tareas que ella realiza en casa durante ese pequeño lapso de tiempo.
Yo nunca pensé que las tareas de la casa y el cuidado de mi hija fueran responsabilidades tan agotadoras, y eso que yo no pude hacer muchas de esas actividades tan elaboradas que deabía cubrir, fue una suerte contar con el apoyo de mi mamá durante esos días, pero la idea era tampoco abusar de su tiempo, ella también trabaja. Yo tuve que desaparecer de la oficina por esa semana, quedarme en casa y cuidar a Mara Sofia, fueron los cinco días más largos de mi vida, donde entendí el nivel de exigencia que una niña de 4 años puede generar.
Y mi aventura empieza al alba, tenía que iniciar el día a las 6:00am cuando usualmente me despiertan a las 6:45am, en lugar de encontrar el desayuno a medio hacer, tener que hacerlo yo desde cero, incluyendo la formula/leche que Mara Sofia toma todas las mañanas a la hora que se despierta. Luego de eso, dependiendo de lo que toca en la agenda, si ir a la natación o al teatro, había que alistarla, preparar sus cosas y pobre de mí sí me olvidaba de algo. Luego venía la hora del almuerzo, y ese era otro tema, tuve que apoyarme en mi mamá un par de días y en mi abuela los otros dos días.
Ya en la tarde, dependiendo de la agenda del día, si era martes o jueves, había que llevarla al taller de pintura y si no habían actividades para la tarde, teníamos que salir de pasear o quedarnos a jugar en casa (dos veces me acompaño a la clínica a visitar a su mamá), pero sin importar el día, o la dejaba donde mi mamá o ella la recogía de donde yo estuviera, ya que era mi mamá la que se encargó de darle de cenar para luego bañarla, mientras yo aprovechaba la tarde para ir a la clínica y poder quedarme hasta casi las 8pm, esperando a que pase el médico tratante para conversar sobre los avances y los pronósticos.
Finalmente, para culminar la jornada, en la noche tenía que regresar donde mi mamá para recoger a Mara Sofia, que bien podría estar dormida o despierta, en ese momento yo podía comer algo y luego los dos regresábamos al departamento. Mara Sofia siempre se queda dormida en el auto, lo que me obligaba a tener que cargarla hasta la cama, donde la dejaba solo por un momento, mientras yo aprovechaba para ordenar algunas cosas, lo que se podía. Aprovechar ese momento para ducharme y antes de dormir pasar a Mara Sofia a la cama grande. Lamentablemente tengo el sueño muy pesado y en la noche no suelo escuchar nada, ni los temblores me levantan, y tenía el temor de no escuchar si mi hija me llamaba, fue por eso que preferí dormir con ella.
Y así se fueron pasando los días hasta que llegó el momento de ir a recoger a Mary cuando fue dada de alta, y fue ahí cuando todo volvió casi casi a la normalidad, pero para ser cien por ciento sincero, fue la semana más exigente de mi vida, es totalmente diferente a trabajar en una oficina de 8am a 6pm, el estrés es muy diferente.
Resumiendo, un poco, hay que ser consciente y aceptar que hice mi mejor esfuerzo, pero que pude haber hecho más, el tiempo siempre me ganaba, los minutos se pasaban volando y siempre estaba tarde.
De esta gran experiencia he podido rescatar que soy demasiado dependiente de mi esposa, hay cosas que no podría hacer sin el entrenamiento adecuado y que ella lo hace muy bien. Que cuidar a mi hija es realmente agotador, nunca se cansa, siempre tiene energía para hacer de todo y mis baterías lamentablemente ya no tienen la misma resistencia que cuando tenía 20 años. Que mi hija asumió por unos días el papel de niña grande, me ayudaba en todo lo que podía y nunca me hizo problemas.
Mis mayores problemas, los más resaltantes fueron que:
- Nunca pude hacerle un peinado adecuado a mi hija, nada de trenzas, moños y arreglos elaborados, una cola de caballo y listo, sin importar como me quedaba, ella siempre me decía que estaba hermosa.
- Nunca pude cocina nada extraordinario, arroz con huevo y una que otra fritura fueron suficientes, no me pidan hacer estofados o guisos, ahí si pierdo y con roche.
- Nunca pude identificar correctamente que ropa mezclar para meterla en la lavadora, metía todo en una sola tanda y casi friego el aparato por exceso de peso.
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