Luego del año nuevo pasamos una situación bastante
complicada, tan complicada que mi hija termino internada tres noches, entrando
el martes 2 de enero a emergencias con el rostro hinchado. Hasta el día
anterior no teníamos idea de lo que estaba sucediendo, habíamos hablado con el
pediatra porque habíamos detectado una pequeña hinchazón, pero por lo visto
nada complicado, solo tuvimos que aplicar una crema y listo pero el martes todo
cambio.
Ese día por la mañana mi esposa me había enviado una foto de
la bebe donde aparecía totalmente hinchada, tuve que llamar al pediatra pero no
tuve suerte, así que le envié la misma foto esperando una respuesta, al no
recibir una tuve que contactarme con su pediatra anterior enviándole la foto,
su respuesta fue rápida, había que llevarla a emergencias porque parecía algo
llamado Celulitis Facial, algo que jamás había escuchado pero no tuve que
esperar más, salí embalado a la casa para recogerlas y llevarlas a la clínica.
Una vez llegamos me respondió el pediatra de la clínica y su reacción fue la
misma, por suerte ya habíamos llegado y ya la estaban viendo.
Esta ha sido la primera vez que nos pasa algo así, que tres
médicos lleguen al mismo diagnóstico y que me digan que tiene que quedarse, que
si hubiera pasado un día más las cosas serían peores, que había que tratarlo
rápidamente, que me pidan que salga de emergencias porque no ayudaba en nada,
escuchar a mi hija gritar que quiere ir a la casa, que no quiere quedarse, que
quiere que le no le pongan nada, llamar Mamá mientras cuatro personas tratan de
inmovilizarla para ponerle la intravenosa, todo eso fue horrible, tuve que
salir, me quebré, me puse a llorar de la impotencia, de no poder ayudar, de no
poder hacer nada, de ser un inútil, de no poder protegerla, realmente fue
horrible.
Ya en la tarde tuve que volver a la oficina, no había nada más
que yo podía hacer, mi esposa se quedó con la Bubu y yo solo pude ir al
departamento a recoger varias cosas para llevárselas en la tarde. Cuando llegue
la bebe está más tranquila pero verla en una cama conectada al suero desde
donde entraban los antibióticos es chocante, yo he tenido que pasar por eso,
para mi es normal, tengo casi 42 años pero ella es una pequeña bebe, no es lo
mismo que sea ella a que sea yo.
Ver a mi hija internada con la cara hinchada, que no quería quedarse,
que quería quitarse la intravenosa, cada vez que tenían que ponerle el antibiótico
verla llorar por el dolor del ingreso de los medicamentos a su sistema es algo
que no se lo desearía a nadie. Fueron cuatro días que tuvo que quedarse, Mary
no se alejó para nada de ella en esos cuatro días, yo iba y venía de la casa a
la oficina a la clínica. Lo bueno es que todo terminó bien, al segundo día Mara
estaba más tranquila, salía de su cuarto, paseaba por los corredores del piso,
saludaba a todos, pacientes, enfermeras y doctores por igual, me explicaba que había
otros niños enfermos y que los doctores los estaban también curando. Es
realmente increíble ver como los niños se amoldan tan fácilmente a cualquier
tipo de situación, por más complejas de que sean. Al tercer día ya estaba
saltando en la cama como canguro y el último día estaba feliz porque ya se iba
a su casa a dormir a su cama y a comer lo que su mamá le iba a preparar.
El proceso fue continuado en casa, tres días más, recién el
lunes tuvimos luz verde para poder sacarla de la casa, porque teníamos que
mantenerla aún bajo supervisión. Ese lunes pudo ir a sus talleres de verano,
ese lunes todo volvió a la normalidad para ella, sin embargo ahora nosotros
debemos estar más atentos para cualquier situación que involucre una picadura
porque podría reaccionar nuevamente, al parecer Mara es alérgica a las
picaduras de mosquitos. Mi esposa recién el viernes pudo descansar, recién ese día
pudo llorar como lo hice yo el día que la internaron, ella fue la que puso la
fortaleza esos días, ella fue la fuerte, ahora me toca a mí serlo.
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