Hace un par de días pase la barrera de los 40 años, barrera de
medio tiempo que demuestra que estoy a mitad de mi camino, a la mitad mi vida,
asumiendo claro que vaya a llegar a los 80 o un poco más y aunque eso sea una
remota posibilidad o de repente un sueño, porque ninguno de nosotros sabe lo que
nos va a suceder el día de mañana o en un mes o en un año, aún así estoy
asumiendo que he superado la mitad de mi línea de vida y que estoy iniciando un
nuevo bloque de 40 años.
Y es a propósito de mi cumpleaños número
40 que me he puesto a analizar lo que ha significado llegar a este número y lo
que representa ser un papá adulto, por no decir viejo, porque en teoría la edad
promedio para ser papá está entre los 28 y los 32 años aproximadamente y yo recibí
a mi hija a los casi 39, una edad que muchas veces podría ser considerada
demasiado avanzada para tener un hijo, pero para mí eso es relativo, puedo
tener 40 años de kilometraje recorrido pero yo no lo siento de esa forma, para mi los
40 son los nuevos 30.
Muchas veces he sacado cálculos a futuro, evaluando con matematicas los calculos de la edad,
si mi hija tiene un año y yo 40, cuando ella este saliendo del colegio a
los 16 yo tendré 56 y si se casa digamos a los 28 por poner un ejemplo yo tendría
68 y si decide no tener hijos hasta cumplir algunas de sus metas puede ser que
no conozca a mis nietos y ellos no me conozcan a mí, pero todo esto es una fantasía,
mi mente truculenta está jugando conmigo y la verdad es que puede suceder
cualquier cosa, entonces ¿porque torturarme con este tema de la edad?
Es verdad que físicamente mi resistencia está
bastante fuera de forma, no es lo mismo jugar con una bebé cuando tienes 28 o
30 que teniendo 40, corretear detrás de ella puede durarme solo 5 minutos y después
de eso siento que el corazón se me sale, o cuando ella quiere que la tenga en
brazos y que mi espalda me este pidiendo vacaciones forzadas luego de 15 minutos,
es verdad que el desgaste corporal está pasando factura a esta altura del
partido, es verdad que no soy el chiquillo de antes y que no pueda jugar un
partido de fulbito de 30 minutos sin caer desmayado en los primeros 10 minutos
y tengan que sacarme en camilla a ponerme oxígeno, es verdad que soy un papá
viejo y no tendré el soporte físico necesario pero eso no significa que no haga
lo posible para seguirle el ritmo a la bubu. Ese comentario de que no vamos a
disfrutar de nuestra hija por ser viejos es una afirmación falsa, no le hacemos
caso y seguimos jugando como si fuéramos los tres unos chiquillos.
Pero nosotros los papás viejos tenemos una
ventana, como tenemos más años de vida tenemos una mayor experiencia de vida,
hemos llegado a un punto de madurez que nos permite llevar mucho mejor nuestra aventura con nuestra hija, pero con esto no quiero decir que no hayan papás jóvenes
que no estén aptos maduramente para tener hijos, hay muchos jóvenes que están muy
adelantados en lo que a madurez se refiere y por otra parte también hay
personas mayores que tiene un nivel de madurez que deja mucho que desear. En
fin, regresando al tema, la ventaja de la madurez de la vida es que nuestra
forma de afrontar problemas en un futuro a mediano plazo estaría mejor
fundamentada, aunque podríamos equivocarnos o confundirnos o dejarnos llevar
por la adrenalina del momento aún así creo que estaríamos mejor preparados para
decidir y dar el soporte técnico emocional requerido.
En conclusión y resumiendo el tema para no
hacerla más larga, soy un papá viejo y no me afecta, es un hecho que estaré
siempre ahí para mí en el momento que sea necesario, jugare hasta el agotamiento
y la cargare el tiempo que quiera aunque eso signifique una sesión de masajes
de reconstrucción, y ya con eso cerramos.
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